Luces y sombras a diez años del Ni Una Menos
3 de junio | Ni Una Menos
4 Jun 2025

Luces y sombras a diez años del Ni Una Menos
Se conmemoran diez años del movimiento Ni Una Menos, emergente que puso en agenda el
impacto que tiene la violencia letal sobre las mujeres, a raíz de la brutal muerte de Chiara
Díaz, en la provincia de Santa Fe, y que generó una serie de reformas políticas y legislativas
radicadas en la prevención, investigación, sanción y reparación de todo tipo de violencia de
género.
Desde su surgimiento, el Ni Una Menos ha promovido transformaciones sustantivas en el
abordaje de las cuestiones de género y seguridad, interpelando tanto a los organismos
estatales como a los espacios académicos, militantes y de formación profesional. Esta
movilización propició el desarrollo de nuevos marcos teóricos, participación social y
estrategias de intervención interseccionales en la comprensión de la seguridad.
A partir de ello, la visibilización y consolidación de los derechos de las mujeres y personas
LGBTIQ+, por parte del Estado, fue significativo: se construyó institucionalidad, se
produjo información criminal y se materializaron reformas legales que permitieron poner
en agenda violencias específicas y singulares. El compromiso social para acompañar estos
procesos fue transversal y nos mancomunó como sociedad. O al menos, eso creímos.
Desde hace un tiempo, el avance se transformó en retrocesos. El negacionismo de
violencias históricas y estructurales, como las violencias letales diferenciales sobre mujeres,
por parte de la actual agenda de gobierno, es un botón de muestra grave de un estilo de
política excluyente y disgregador, que aspira a edificar políticas represivas y de mano dura
sobre conflictos organizados, urbanos, con escasa significancia social, pero con gran
repercusión mediática. Los sectores más golpeados por las políticas neoliberales y ajustes,
adultes mayores, infancias, personas con discapacidad, mujeres y personas LGBTIQ+, son
marginados y destinatorias del brazo más brutal del Estado: el palo, la bala, la indiferencia.
En un momento donde las violencias de género son negadas, y su expresión más extrema,
los femicidios, continúan apareciendo todos los días en las noticias, como fenómeno
delictivo estable, desde el Área de Género del ILSED reinvindicamos y acompañamos la
lucha colectiva de los movimientos feministas y transfeministas en el reclamo de
visibilización, restablecimiento y concreción de políticas públicas básicas, como el derecho
a vivir una vida libre de violencias, en espacios inclusivos, seguros y sin brutalidades contra
nuestros cuerpos.
Como institución destinada al abordaje de las políticas de seguridad y fortalecimiento de la
democracia, estamos convencidxs de la relevancia que tiene la perspectiva de género en la
agenda pública de los Estados. Las violencias específicas contra mujeres y personas
LGBTIQ+ existen: no son neologismos ni estrategias de marketing. No queremos hacer
campaña de la muerte, sino de la vida.
En este particular contexto, el ILSED ha orientado sus esfuerzos a la incorporación
variables interseccionales al análisis, formulación y evaluación de políticas públicas,
apostando por enfoques no punitivistas y sensibles a las desigualdades estructurales.
Desde nuestro espacio seguiremos trabajando para lograr acuerdos democráticos y con
mayor participación de mujeres en la toma de decisiones en las agendas políticas de
derechos, en especial en materia de seguridad y política criminal.
Nos queremos vivas, debatiendo una sociedad inclusiva, participativa e igualitaria.
Es nuestro compromiso: ahora, y siempre.